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Autoexigencia destructiva y ansiedad: cómo trabajarla

 

¿Consideras que tu trabajo nunca está terminado del todo o lo suficientemente bien hecho? ¿Dedicas mucho tiempo a hacer las tareas? ¿Desconoces tus límites y te cuesta delegar? ¿Te cuesta mucho pedir ayuda? ¿Tu discurso está lleno de “debería…” o “tengo que…”?

Si consideras que estas preguntas encajan contigo, es muy probable que seas una persona autoexigente de forma destructiva. 

La autoexigencia destructiva se manifiesta cuando te presionas en exceso por cumplir tus objetivos. Es decir, quieres lograr siempre la perfección, no te permites fallar y cuando esto ocurre, te estresas y te culpas por ello. Algo muy común es autocondenarnos o "machacarnos" por no haber cumplido unos objetivos que quizás eran inalcanzables. 

Si lo descrito anteriormente es tu caso, puede ser que estes constantemente insatisfecho con los resultados de muchos trabajos, por no poder hacerlos a la perfección. Esto impide que disfrutes de tus logros después de tanto esfuerzo y dedicación y también disminuye tu autoestima por no saber apreciar lo que haces.

Una persona autoexigente muchas veces lo es consigo misma también teniendo en cuenta qué opinaran o pensarán los demás de ella. Por eso intenta controlar algo que no depende de si misma, que son los pensamientos externos. 

Mantenernos mucho tiempo en la autoexigencia puede acabar "destruyendonos" y provocar que acabemos desarrollando trastornos de ansiedad. 

Si crees que eres autoexigente, estos pequeños consejos podrán ayudarte. Debes empezar por:

  1. Cambiar la forma en la que te percibes a tí mism@ y a tu entorno.
  2. Cambia el “tengo que…” por un “me gustaría que…” (es una forma más positiva de dirigirte a ti mismo).
  3. Conoce tus capacidades para saber hasta donde puedes llegar.
  4. Permítete cometer errores (puedes aprender de ellos).

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