¡Entiéndeme tu a mí!
«¡No es justo!» exclamaba Mario, con la voz cargada de frustración. Había perdido las llaves de casa y de su taquilla, y su sudadera quedó atrapada dentro. Su madre, intentando ser comprensiva, le dijo que estas cosas suceden, pero aún así lo castigó sin videojuegos por no haber traído la sudadera a casa, sin darle espacio para discutirlo. La reacción de su madre le dolió más que el castigo mismo, y eso lo llevó a un estallido de ira.

La adolescencia es esa etapa de cambios y desafíos, donde nuestros hijos empiezan a forjar su pensamiento crítico. Es natural que:
- Cuestionen las reglas que antes seguían sin problema.
- Quieran debatir y expresar su punto de vista.
- Exijan razones detrás de nuestras decisiones.
- Reten las normas que les parecen injustas.
- Busquen afirmar su identidad, incluso a través del conflicto.
Este proceso es vital y se da en el hogar, donde se sienten seguros para «practicar» estas habilidades que más adelante les servirán para defenderse en el mundo adulto.
Sin embargo, como padres, a veces podemos ver este cambio como un desafío a nuestra autoridad, lo que puede llevar a conflictos y a la clásica respuesta de «porque lo digo yo». Pero, ¿cómo podemos manejar estas situaciones de manera constructiva?

- Reconociendo que la actitud de Mario es una parte normal del desarrollo adolescente.
- Comprendiendo que no es un desafío personal, sino una etapa de crecimiento.
- Escuchando activamente, buscando entender antes de responder.
- Fomentando el diálogo empático.
- Evitando respuestas autoritarias que cierran la comunicación.
- Conectando con nuestros hijos desde el cariño y la comprensión.
- Negociando normas y límites que respeten su nueva etapa.
- Buscando apoyo profesional si necesitamos aprender estrategias adecuadas para esta fase.
La adolescencia es un periodo de transformación en todos los aspectos de la vida de nuestros hijos. Comprender estos cambios es esencial para guiarlos.
Como padres, a menudo vemos las cosas desde la perspectiva de las consecuencias a largo plazo, lo que puede hacer que interpretemos su comportamiento como negligencia o inmadurez. Sin embargo, etiquetarlos solo logra que se pongan a la defensiva. La clave está en una comunicación efectiva que nos permita llegar a acuerdos, establecer un código de conducta y poner límites, todo mientras entendemos mejor cómo funciona su cerebro en desarrollo. Estas son las herramientas que nos ayudarán a enfrentar los desafíos de la convivencia familiar sin dañar el vínculo que nos une.
Yolanda Pérez, psicóloga Infanto-Juvenil y adultos en Rendiment Psicòlegs